
No recuerdo exactamente la última vez que nos vimos, quizás hace cuatro o cinco años en uno de esos conciertos en los que uno no sabe muy bien lo que va a pasar… pero el reencuentro fue como si apenas hubiesen transcurrido unos días. Dicen que eso pasa con las personas que te importan, probablemente porque no te olvidas de ellas.
Samuel y Albert en Roma, junto con otros “Niños perdidos” y ahora también buenos amigos; Nico, Miguel, Toño, Diego, Laura… todo un lujo.
Han sido doce intensos días en Roma, primero preparando los temas, haciendo arreglos, riffs y acordes sencillos (¡Cuidado con las séptimas!), y después plasmando esas ideas en el estudio de grabación sobre un piano de cola, un Hammond, un Piano Rhodes, y un Sintetizador Moog. Casi nada…
Lo primero que he hecho al regresar a Valladolid ha sido guardar en el cajón apuntes de la vida, la calidez humana de todos los que han compartido esta experiencia, la oportunidad de grabar en un estudio de primera, y la valentía de un tipo llamado Samuel Leví que no entiende de límites ni barreras, y que espero nunca lo haga.
Señores; algo grande se está cociendo.
Jesús Bravo Vivas
Pianista de “Los Niños Perdidos”
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